¿En qué consiste una reprogramación del motor? Explicación, efectos y tipos

5 de agosto de 2021 de

Las reprogramaciones de motor son cada vez más habituales, sobre todo en automóviles modernos. Se trata de modificaciones que se llevan a cabo sobre la gestión electrónica del propulsor de un coche, es decir, una transformación del software que rige gran parte del funcionamiento de un vehículo y que resulta en una mejora sobre la potencia, el par, el consumo, las emisiones o todo al mismo tiempo. Hoy hablamos sobre algunos detalles de este tipo de operaciones, las cuales se realizan, simplemente, conectando la centralita del motor con un ordenador con un programa específico a través de un puerto OBD.

Una reprogramación está destinada a optimizar el comportamiento, el rendimiento y la eficiencia de un propulsor, independientemente de su tipología. Para motores tradicionales de gasolina o Diesel, el aumento de las prestaciones y la disminución del gasto de combustible es especialmente visible en aquellos que están turboalimentados. Hoy en día también se pueden reprogramar los propulsores eléctricos, híbridos, de combustión interna alimentados por gas licuado de petróleo o gas natural comprimido, e incluso intervenir en la electrónica de las cajas de cambios automatizadas o robotizadas.

Cuando se cambian los parámetros de la unidad de control electrónico del motor de un automóvil (ECU), se alteran valores como la mezcla estequiométrica (relación entre la cantidad de combustible y la cantidad de aire que entra en el cilindro), la relación de compresión, la presión de soplado del turbo (si existe), el tiempo de encendido (se puede adelantar o retrasar) y el mapa de este, el tiempo y la cantidad de inyección de carburante en la cámara, etc. Además, se pueden eliminar algunos limitadores de origen o instalar otros (por ejemplo, el corte de revoluciones por minuto) y anular la actuación de algunos sensores.

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Cada reprogramación conlleva un estudio previo con el propósito de maximizar el rendimiento de cada propulsor con la mínima afectación sobre su fiabilidad. Al fin y al cabo, se trabaja con los márgenes de seguridad de funcionamiento que el fabricante ha diseñado inicialmente para un motor (suele ser cartografía conservadora con muchas tolerancias). Incrementar en exceso algunos valores podría forzar determinados componentes mecánicos y ocasionar averías, motivo por el cual estas tareas se deben fiar a profesionales del sector con experiencia probada, gran porcentaje de éxito y que ofrezcan garantías.

Existen varios tipos de “repro” y cada una tiene un precio aproximado:

  • Stage 1: modificación de la ECU con las piezas de serie. Es la reprogramación más habitual y accesible. Para un motor Diesel actual de 2,0 litros de cilindrada y 150 CV de potencia, se pueden obtener 40 CV adicionales y una reducción de 0,5 l/100 km/h de media sobre el consumo real. Suele costar entre 200 y 600 euros según el modelo.
  • Stage 2: modificación de la ECU con piezas mecánicas mejoradas gracias a las cuales existe más margen para aumentar las prestaciones. Normalmente, se suprime el catalizador para que no haya restricción en la salida de gases y se modifica la admisión por una más directa para que el turbo trabaje mejor. Cuesta unos 1.500 o 2.000 euros.
  • Stage 3: modificación de la ECU con más piezas mecánicas mejoradas que en la Stage 2. En este caso, se cambian también algunas partes internas del propulsor, como el árbol de levas, el embrague o el turbocompresor, para ampliar la resistencia al estrés y el caudal de aire. El presupuesto puede ser infinito, pero lo normal son 4.000 euros.

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