La guerra entre Rusia y Ucrania pone en jaque a la industria del automóvil
25 de febrero de 2022 de Javier Montoro
Rusia ha invadido Ucrania, lo que ha ocasionado un conflicto armado de consecuencias todavía inestimables. Además del lamentable e irreparable coste humano, esta situación va a provocar graves daños económicos en diversas industrias, muchas de las cuales son importantes para Europa y más concretamente para España. Uno de los sectores más damnificados en este sentido es el automovilístico, pues Rusia es un gran proveedor de materias primas y no son pocos los fabricantes de coches que han llevado a cabo inversiones de consideración en esta región del planeta para construir sus vehículos a un precio inferior que en otras, pudiendo obtener mayores márgenes de beneficio. Muchas marcas se plantean detener la producción e incluso cesar sus ventas allí.
¿Conoces las marcas de coches rusas?
Con base en los efectos políticos y especialmente en las severas decisiones que han tomado los países de la Unión Europea y de Norteamérica, como un amplio paquete de medidas para reprimir a Rusia por sus acciones bélicas, la economía occidental se verá muy afectada durante el tiempo que dure la guerra entre esta nación y la ucraniana. El peso del estado ruso como suministrador de materias primas a escala global es magnánimo. Adicionalmente, este territorio ha absorbido un gran porcentaje de la manufactura de algunos productos industriales con alto valor añadido, como es el caso de los automóviles que, principalmente, se envían a los grandes mercados del Viejo Continente. El resultado es un aumento inminente del precio de los coches y de los combustibles fósiles.
Si Rusia es rica en algo es en elementos clave para la movilidad, como las fuentes de energía para los motores de combustión, gasóleo y gasolina (cuyos valores ya eran altísimos y crecían vertiginosamente mucho antes de la invasión perpetrada en Ucrania el pasado 23 de febrero) y los dos metales más empleados en esta industria, acero y aluminio, que ya contaban con precios alcistas debido al uso del gas para su fabricación (un hidrocarburo del que Rusia es el primer exportador mundial). También posee cerca del 40% del paladio y del níquel del planeta, minerales imprescindibles para, por ejemplo, los catalizadores de los vehículos con propulsores térmicos y para las baterías de los híbridos o eléctricos. Todo ello se traducirá en aún más problemas para el sector.
Por otro lado, multinacionales del automóvil tales como los grupos Volkswagen, Stellantis, BMW y Renault, que habían realizado cuantiosas inversiones en Rusia durante las últimas dos décadas, piensan en nuevas estrategias para prescindir de sus centros productivos en este país a modo de prevención, de protección y también de castigo a la nación presidida por Vladimir Putin. Antes de la pandemia salían más de 1,5 millones de coches al año de las plantas soviéticas, además de muchos componentes, volumen que estas empresas habrán de reubicar entre otras factorías de Europa Central. En cualquier caso, con su actuación en Ucrania y su fracaso diplomático, los rusos aceptan implícitamente dejar de ser un polo productivo y económico emergente, pero con secuelas para el resto del mundo.
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