¿Qué motor necesito? Guía rápida para elegir el tamaño de tu motor
22 de marzo de 2023 de Redacción carwow
Decidir qué motor quieres en tu próximo coche puede parecer bastante complicado. Hay que tener en cuenta el rendimiento, el ahorro de combustible, las obligaciones fiscales, los costes que conlleva su mantenimiento e incluso las restricciones ambientales cada vez más exigentes, como las Zonas de Bajas Emisiones. También influye mucho el uso que le das a tu coche, porque en función del tipo de recorridos más habitual y las distancias que sueles recorrer, elegir un tipo de motor adecuado supone una diferencia en gasto de carburante importante.
En carwow pensamos que estos son los principales factores que pueden ayudarte a decidir qué motor debe tener tu próximo coche. Esto es lo que vamos a tratar para que encuentres el motor ideal:
- Motores gasolina
- Motores diésel
- Motores híbridos
- Motores eléctricos
- Qué significan los distintivos de los motores
- Ahorro de combustible e impuesto de circulación
- Factores del seguro del coche
- Qué es lo mejor para la conducción urbana
- Lo mejor para la conducción en autopista
¿Qué tipos de motores hay?
Antes era más fácil elegir. Hace sólo 15 años, los coches se ofrecían con una selección relativamente pequeña de tamaños de motor y la posibilidad de elegir entre gasolina o diésel. Ahora, sin embargo, hay una compleja red de tamaños de motor y tecnologías disponibles que puede ser un verdadero dolor de cabeza para navegar. Aquí tienes un rápido desglose de lo que hay.
Motores de gasolina
El motor gasolina se ha vuelto a popularizar tras algo más de veinte años en los que sus ventas disminuyeron paulatinamente a la sombra del despegue en prestaciones de los motores diésel. Al final ha resultado que “no gastan tanto”, son, en términos generales, más fiables, y ofrecen un agrado de conducción superior una vez que se ha mejorado mucho la respuesta gracias a la popularización del turbo. Podríamos categorizarlos según su tamaño en tres bloques, según su tamaño y cilindrada: menos de 1 litro, entre 1,0 y 2,0 litros, entre 2,0 y 3,0 litros y más de 3,0 litros de cubicaje. Son ideales para conductores que realizan un kilometraje moderado, no tienen un presupuesto muy amplio (en el caso de los motores de menor tamaño) o bien valoran el refinamiento de uso y las prestaciones por encima del ahorro de combustible.
Motores de hasta 1,0 litros
Los motores de 1,0 litros o menos suelen tener tres o cuatro cilindros y a menudo tienen turbocompresor para obtener más potencia. Los encontrarás en dos principales tipos de vehículos, pequeños coches urbanos como el Hyundai i10 y algunos modelos de tamaño medio como el Ford Focus, con una potencia de hasta 125 CV. Sus cifras oficiales de consumo suelen ser bajas, aunque eso conlleva circular con suavidad y con estos motores tan pequeños a veces eso implica falta de respuesta. Si los usas para una conducción alegre te costará acercarte a las cifras oficiales, pero lo bueno que tienen es que su consumo nunca se dispara porque son poco sensibles al tipo de uso. Igualmente, si llevas regularmente tres o cuatro pasajeros o mucha carga, estos pequeños motores no son una opción ideal. Mejor buscar algo más grande.
Motores de 1,0 a 2,0 litros
Son los más populares en la actualidad, en arquitecturas de tres y cuatro cilindros y, salvo algunas excepciones como las de Mazda, apoyados por un turbocompresor. El rango de potencias es amplio, generalmente por encima de los 90 o 100 caballos en las versiones bajas y por encima de los 200 caballos en algunos coches de orientación deportiva, como es el caso del Hyundai i20 N o el Ford Fiesta ST. Encontrarás estos motores en todo tipo de vehículos, desde urbanos y berlinas de tamaño medio como el Volkswagen Golf, hasta SUV grandes como el Skoda Kodiaq. Su mayor ventaja es el compromiso que ofrecen entre prestaciones, consumo y agrado de uso, sobre todo en los de cuatro cilindros, que vibran menos y suenan mejor que los de tres.
Motores de 2,0 a 3,0 litros
Los motores de entre 2,0 y 3,0 litros han perdido protagonismo en el siglo XXI debido a la moda del “downsizing” que las marcas han llevado a cabo. Una mayor cilindrada suele implicar que a veces no baste con cuatro cilindros y se empleen cinco o seis, con mayores costes de fabricación. Las ventajas de un motor con más cilindros afectan principalmente al nivel de confort de marcha, ya que aportan una mayor sensación de calidad puesto que su uniformidad de giro los hace más refinados. Sin embargo, como el aislamiento de los motores ha mejorado mucho en general y la mayoría del publico prefiere un consumo bajo por encima de un refinamiento extremo, las marcas han optado por ir haciendo desaparecer estos motores “grandes” en favor de los de la anterior categoría, aún cuando se movían a veces en rangos de potencia parecidos. Entre 200 y 400 caballos hay un amplio espectro del mercado que aún conserva motores de hasta 3 litros de cilindrada, especialmente en fabricantes como BMW o Audi.
Más de 3,0 litros
Los motores de más de 3,0 litros suelen encontrarse en las berlinas más grandes, en los SUV de lujo y en los coches de alto rendimiento más rápidos. El abanico de posibilidades se abre ampliamente, con arquitecturas de seis, ocho, diez y doce cilindros. Su principal cualidad es que entregan la potencia con más soltura, generando una sensación en el conductor de que el motor no hace esfuerzo, que va “sobrado”. Es más difícil obtener cifras de consumo ultra-bajas, pero como quien paga por el valor añadido de sentir un gran motor no suele tener entre sus prioridades el máximo ahorro de combustible, algunos fabricantes siguen ofreciendo motores multicilindros de gran tamaño para coches de coste elevado, en los que el coste de desarrollo se amortiza gracias al mayor margen de beneficio.
Motores diésel
Los motores diésel se podrían dividir casi en los mismos grupos, con la salvedad de que no hay motores de tan baja cilndrada en el mercado. Los motores diésel de 1,6 litros con entre 100 y 120 CV se han convertido en el pilar de muchas gamas SUV de tamaño medio, los 2.0 de entre 150 y 200 CV son la opción frecuente en la mayoría de los modelos más grandes, mientras que enmedio hay un hueco prácticamente sin cubrir ya que el siguiente escalafón es el de los motores diésel de 3,0 litros, seis cilindros y potencias que a menudo superan los 250 o 300 caballos. Estos se encuentran en los coches y SUV más grandes. Siguen siendo imbatibles para conductores que hacen muchos kilómetros, especialmente por autovía o carretera, ya que su consumo y rendimiento son los más interesantes para este cometido.
Motores híbridos
Tenemos una guía completa para conocer las ventajas e inconvenientes de los coches híbridos, donde te explicamos detalladamente qué es lo más recomendable en cada situación de compra según el perfil de conductor con el que te identifiques. La hibridación se puede dar en tres niveles, en función de cuánta potencia aporte el motor eléctrico al sistema de propulsión (que siempre va en combinación con un motor térmico), al tamaño de la batería y a si es posible desplazarse en modo eléctrico durante cortos o largos recorridos o sólo sirve para reducir el consumo de carburante. La hibridación en general beneficia a quien realiza un uso frecuente en entornos urbanos, a velocidades medias y bajas, y necesita moverse por el interior de algunas grandes ciudades que tienen ciertas restricciones según el tipo de etiqueta.
- Microhibridación: es la variante más sencilla, en la que una máquina eléctrica está unida al motor de combustión, que puede ser diésel o gasolina y que es siempre el que impulsa al coche. En función de las condiciones de circulación, hay momentos en los que recupera energía cuando el coche pierde velocidad (al levantar el pie del acelerador), la almacena en una batería pequeña y, cuando es necesario, la aporta en forma de motor “ayudando” al motor térmico para que tenga que aportar menos potencia a la hora de mover el coche. Es un apoyo eléctrico que no tiene desventajas más allá del coste de adquisición, porque encarece el precio, pero sirve para cualquier conductor y circunstancia ya que el ahorro en carburante siempre estará presente.
- Hibrido no enchufable (HEV): el motor eléctrico tiene capacidad para mover al coche, aunque está bastante limitada en velocidad, potencia y autonomía eléctrica. Está diseñada para reducir el consumo notablemente en las circunstancias más desfavorables para un motor térmico (casi siempre de gasolina), que es sobre todo en las arrancadas y los desplazamientos a velocidad baja en ciudad. Para otros usos, es menos recomendable ya que cuanta más potencia tenga que aportar el motor térmico durante la conducción, menos se amortiza el coste de un coche híbrido “autorrecargable”.
- Híbrido enchufable: son coches para un tipo de usuario muy específico, que es aquel que durante la semana se mueve en trayectos pequeños o medianos, y que por lo tanto tiene suficiente con la autonomía eléctrica, pero que no quiere renunciar a poder salir de viaje sin depender de un cargador, para lo que cuenta con el motor térmico y un depósito que suele dar entre 250 y 400 km de autonomía adicional.
- Híbridos bi-fuel: los coches con un motor térmico que puede funcionar con dos tipos de carburante también se consideran híbridos, y suelen ser de dos tipos: los gasolina más GLP (gas licuado del petróleo) y los gasolina más GNC (gas natural comprimido). En ambos casos llevan dos depósitos y dos tomas de repostaje, una para el combustible líquido y otra para el gas.
Motores eléctricos
Hay varios tipos de motores eléctricos, aunque sus ventajas e inconvenientes están relacionados principalmente con el nivel de potencia que tienen que entregar y la durabilidad de algunos de sus componentes. Los coches eléctricos son interesantes para usuarios que conocen muy bien sus hábitos de conducción, de manera que pueden planificarse con tiempo para tener siempre carga disponible y no depender en la medida de lo posible de cargadores externos. Lo ideal como propietario de un coche eléctrico es disponer de garaje privado o comunitario y de una toma de corriente, a ser posible con instalación y cargador de potencia intermedia (entre 5 y 11 kW).
¿Qué significa el distintivo de un coche?
Si bien hasta hace unos años los distintivos de la parte trasera de muchos coches indicaban generalmente su cilindrada y el nivel de equipamiento, hoy en día esta relación no es tan habitual. Por ejemplo, el Mercedes-Benz A200 de gama media tiene un motor de gasolina 1.3, mientras que un Audi A6 40 TDi tiene el motor diésel 2.0.
Otros emblemas distinguen los acabados, especialmente si son los más altos de la gama, como los M de BMW, el acabado ST Line de Ford o el AMG de Mercedes-Benz.
En los coches con motores híbridos o eléctricos a veces es posible encontrar unas siglas que dejan claro el tipo de motor que los impulsa, como es el caso de los Toyota. Otros fabricantes optan por mostrar alguna característica del sistema de impulsión, como el voltaje del sistema de microhibridación.
¿Qué pasa con el ahorro de combustible y el impuesto de circulación?
Por regla general, cuanto más pequeño es el motor, menos consume. El motor de gasolina 1.0 turbo de un Ford Fiesta tiene un consumo homologado de 4,2 l/100 km, mientras que el motor turbodiésel 3.0 del Audi A6 sube a 5,8 l/100km. Pero estas cifras no lo dicen todo.
Hay escenarios de conducción en los que se invierten las tornas y los motores de mayor tamaño, al circular más desahogados, igualan su consumo e incluso mejoran un poco las cifras respecto a un motor más pequeño, que tiene que circular más revolucionado o con más carga de acelerador.
El impuesto de circulación también es un factor importante. La normativa actual sobre impuestos de circulación es mucho más complicada que los sistemas anteriores basados en el tamaño del motor o las emisiones de dióxido de carbono. Las emisiones de CO2 siguen siendo un factor, pero también lo es el precio de catálogo del coche. Como resultado, el impuesto de circulación del primer año de un Fiesta de gasolina es más barato que el del diésel, más eficiente pero más caro.
¿Y el seguro?
Una vez más, por regla general, si tenemos un motor grande, más caro será el seguro. Aunque se aplican las advertencias habituales sobre quién eres, dónde vives, los puntos del carné y cualquier descuento por no haber reclamado.
La mayor parte de mi conducción es en la ciudad…
En ese caso, probablemente un motor de gasolina pequeño proporcionará un rendimiento y una economía perfectamente adecuados, tanto en la ciudad como en los viajes largos ocasionales. Incluso en un coche más grande.
Sin embargo, cada vez hay más gente que prefiere los coches híbridos o eléctricos para la ciudad. Los híbridos y los eléctricos prosperan en entornos urbanos. Los híbridos pueden funcionar sobre todo con electricidad en las distancias cortas, mientras que la fuerza instantánea de los coches eléctricos puros los hace ideales para meterse en los huecos del tráfico. Pero recuerda que ambos pueden sufrir en las distancias largas. El ahorro de combustible de los híbridos puede reducirse en las autopistas gracias a su peso adicional y a sus motores relativamente poco potentes. Este detalle es particularmente patente en los híbridos enchufables, nada recomendables para quien hace trayectos largos con mucha frecuencia.
Los viajes largos requieren una planificación cuidadosa de las recargas en los coches eléctricos.
Los diésel no son ideales si se conduce habitualmente por la ciudad. El kilometraje comparativamente bajo que cubren no compensa el coste adicional de compra y varios gobiernos locales están proponiendo prohibirlos en los centros urbanos, una tendencia que probablemente se extenderá. Además, es un tipo de uso que les causa averías prematuras.
La mayoría de mis desplazamientos son por autopista
Entonces quieres un coche con un motor más grande, probablemente un diésel. Aunque la mayoría de los grandes motores de gasolina cuentan ahora con una tecnología inteligente que los hace más eficientes a velocidades de autopista, los motores diésel siempre ofrecerán un mayor ahorro de combustible en cualquier tipo de coche. Y su enorme potencia de arrastre significa que recuperar la velocidad después de un atasco es fácil y realmente satisfactorio.
De nuevo, esto es cierto en cualquier tipo de coche, ya sea un hatchback de tamaño medio como el Audi A3 o un gran SUV como el BMW X5. Ten en cuenta, sin embargo, que el coste extra de compra de un diesel sólo se compensará con el ahorro de combustible si haces muchos kilómetros.
Por cierto, los diésel más grandes son la mejor opción para remolcar cualquier cosa que pese más de una tonelada. De hecho, algunos SUV diésel 3.0 son tan buenos remolcando que el consumo de combustible no se resiente mucho por ello.
Quiero ir muy rápido
Los coches de alto rendimiento utilizan todo tipo de motores. Y es que no para conseguir que nuestro coche sea rápido necesitamos enormes motores, aunque hay de todo. El motor 1.6 turbo de un Ford Fiesta ST ofrece todas las prestaciones que se pueden utilizar en el mundo real. El Mercedes AMG A45 S tiene un motor de 2,0 litros que es uno de los mejores que existen. Ambos casos dos motores espectaculares con una cilindrada no muy grande para dos coches compactos. Por otra parte, coches como un Bentley Continental GT de 6,0 litros tiene potencia suficiente para deformar el tiempo. Tiene un motor W12 de 635 CV… imagina que unes dos motores V6 para hacer un único motor con 12 cilindros dispuestos en forma de W.
Luego está el Tesla Model S P100D que puede ir realmente rápido – de 0 a 100 en menos de 2,5 segundos – pero no tiene ningún motor de combustión. Es un coche eléctrico superrápido, por lo que tiene un potente paquete de baterías y un motor eléctrico.
Pero incluso algunos coches menos orientados a las prestaciones dan un giro sorprendente a la velocidad. Un BMW 330d, por ejemplo, pasa de 0 a 100 km/h en sólo 5,5 segundos, lo que es más que suficiente.
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