Coches híbridos: ventajas e inconvenientes
21 de marzo de 2023 de Mario Garcés
La hibridación eléctrica es una solución desarrollada a finales de los 90, popularizada durante la primera década del siglo XXI y ampliamente extendida en automoción en los últimos años. Su misión es aumentar la eficiencia de un coche con motor de combustión gracias al apoyo de un pequeño motor eléctrico y una batería, que permiten almacenar parte de la energía que generalmente se pierde en forma de calor a través de los frenos y aprovecharla en momentos puntuales para reducir el consumo de combustible. Así es básicamente como funciona un coche híbrido.
Existen tres tipos de hibridación, según el tamaño de la batería y la capacidad del motor eléctrico para mover o no el coche. Unos tienen las ventajas de la etiqueta ECO de la DGT y otros de la etiqueta CERO, con diferentes argumentos para elegir qué coche comprar.
- Microhíbridos (MHEV)
- Híbridos no enchufables (HEV)
- Híbridos enchufables (PHEV)
La mayoría de híbridos tienen una combinación de motor de gasolina con eléctrico, aunque algunos fabricantes como Mercedes-Benz tienen versiones híbridas enchufables diésel y la microhibridación también se ha popularizado con este tipo de motores.
Ventajas de los coches híbridos
No todas las condiciones de conducción son ventajosas para los coches híbridos, pero hay algunas en las que son particularmente eficientes porque se dan con más frecuencia las circunstancias en las que se aprovecha la energía eléctrica de la batería: las arrancadas y la circulación a velocidad baja. Es entonces cuando resultan particularmente interesantes para rascar décimas de consumo en el ordenador de viaje. Los motores de combustión consumen menos cuando funcionan a unas revoluciones contantes y solo deben mantener la inercia del coche, esto ocurre cuando se alcanza una velocidad de crucero, principalmente en carretera. Aunque los coches híbridos deben igualmente acelerar y detener constantemente su masa emplean la electricidad como combustible y a la vez son capaces de recuperar la mayor parte de la energía de las aceleraciones.
Una de las ventajas de los motores eléctricos es que pueden invertir su funcionamiento, por lo que cuando ya no son necesarios para ganar velocidad se preparan para cambiar su funcionamiento y de ser necesario empezar a frenar el vehículo a la vez que generan electricidad.
Esto nos deja con un sistema que permite en muchos casos prescindir de los motores de combustión, o al menos no hacerlo en los momentos en los que tendrían mayor consumo, las aceleraciones. Por otro lado, aunque esto supone un menor ahorro, otros elementos como las pastillas y discos de freno también tienen un menor desgaste.
Ventaja 1: circulación urbana
Al conducir en ciudad hay múltiples elementos que nos impiden mantener una velocidad constante, como por ejemplo, semáforos, pasos de peatones, obras o frenazos imprevistos de otros conductores a causa del tráfico. Estas situaciones son poco eficientes en térmicos físicos, puesto que debemos estar constantemente aplicando fuerzas para detener y acelerar nuestro vehículo, lo que se traduce en desgaste de frenos e incremento de consumo de combustible. Los motores de combustión son particularmente ineficientes cuando aceleran para mover un coche desde parado. Como por ejemplo al reanudar la marcha tras parar en un semáforo. En ese instante, la relación entre lo que consumen y lo que mueven el coche es muy desfavorable. Ahí es donde la hibridación es la mejor aliada del conductor, porque el pequeño motor eléctrico apoya al motor térmico. En los híbridos enchufables y no enchufables, si el conductor no pisa el acelerador a fondo (o casi) para demandar toda la potencia al arrancar, el motor térmico permanece apagado y los primeros metros el coche avanza eléctricamente, sin gasto de carburante. En el caso de los enchufables, es posible circular así a veces a velocidades por encima de los 120 km/h. En los microhíbridos, aunque el motor eléctrico no puede mover por sí solo al coche, sí que ejerce un apoyo que permite reducir el consumo de combustible en esos instantes.
Ventaja 2: circulación a ritmo suave por carretera
Los coches híbridos también presentan ventajas en estas condiciones de circulación. Esto se debe a que, al conducir a ritmo sostenido y velocidad moderada (alrededor de los 90 km/h), como suele ocurrir por una carretera de doble sentido que no tenga una orografía complicada, hay muchos momentos en los que el conductor puede adaptar su velocidad si es previsor sin apenas tocar el freno, sólo dejando que el coche avance por inercia y la retención del motor le frene lo suficiente a la entrada de las curvas. Así, durante las fases de aceleración suave, el motor de combustión se ve apoyado por la parte eléctrica y el consumo disminuye sustancialmente en comparación con el de un coche que no tiene hibridación. Además, para mantener un ritmo moderado hace falta relativamente poca potencia, ya que esta crece de forma exponencial con la velocidad (es decir, para circular a 120 no hace falta el doble de potencia que a 60 km/h, sino cuatro veces más), por lo que es fácil que el motor térmico se apague en momentos puntuales y con la potencia eléctrica sea suficiente para avanzar algunos trechos del trayecto.
Ventaja 3: acceso a las Zonas de Bajas Emisiones
Además de conseguir ahorrar combustible, reducir o eliminar las emisiones y mitigar el desgaste de algunos elementos mecánicos, los coches híbridos obtienen distintivos medioambientales de la DGT más favorables.
En el caso de los híbridos enchufables (PHEV) obtendremos la etiqueta CERO siempre que supere los 40 kilómetros de autonomía en modo 100% eléctrica. Los híbridos convencionales o híbridos auto recargables (HEV) consiguen la etiqueta ECO de la DGT.
Estos dos distintivos ofrecen varias ventajas, especialmente en ciudad, ya que garantizan el acceso a zonas restringidas como las Zonas de Bajas Emisiones de Madrid o Barcelona. También ofrecen descuentos en zonas de aparcamiento regulado, parkings o incluso en el impuesto de circulación y matriculación.
Desventajas de los coches híbridos
Hay determinados perfiles de conductores a los que un coche híbrido no les resulta interesante a nivel económico. Son especialmente aquellos que emplean el coche para viajes largos por autovía, a velocidad alta, o con el coche cargado o por carreteras sinuosas con muchos cambios de ritmo. Tampoco son una receta recomendable para quien busca prestaciones por encima de consumo, y una respuesta contundente al acelerador o prestaciones a toda costa.
Desventaja 1: viajar por autovía o con el coche cargado
Estas circunstancias tienen algo en común: requieren de más potencia constante que al circular por carretera o de demandas permanentes de aceleración. Ninguna de esas condiciones es ideal para un motor híbrido, porque la mayor parte de la potencia siempre procede del motor térmico y la parte eléctrica pierde casi toda su prevalencia, ya que no tiene suficiente capacidad de mantener la velocidad y generar la aceleración que se requiere.
Aunque según el nivel de hibridación, hay que separar dos casos particulares que tienen resultados opuestos:
- Los microhíbridos presentan la ventaja de que el apoyo eléctrico es permanente y no mueve al coche, por lo que sí ayuda a reducir el consumo en viajes.
- Los híbridos enchufables son pésimos en cuanto a consumo de carburante una vez que se agota la batería, que suele ser, en el mejor de los casos, tras recorrer los primeros 40, 50 u 80 kilómetros. A partir de ese instante el gasto de combustible es notablemente superior al de un equivalente térmico sin hibridación y, además, la autonomía se ve reducida por el menor tamaño del depósito y las prestaciones quedan mermadas.
Desventaja 2: tirar de un remolque
Se produce una situación parecida a la que hemos citado en la primera desventaja. Tirar de un remolque con un coche requiere de usar más potencia en todo momento para mover al coche más su peso añadido, y la ventaja eléctrica se difumina. Por tanto, si tienes previsto usar un remolque frecuentemente y valoras la opción de un híbrido, quizás sea mejor que pienses en un candidato diésel, que es el mejor motor para aprovechar la fuerza de que dispone a bajo y medio régimen y el bajo consumo casi inalterable.
Desventaja 3: Mayor complejidad técnica y posibles averías a largo plazo
Este punto hay que matizarlo. No es que se cumpla necesariamente la premisa de que una mayor complejidad técnica conlleve más averías, pero sí es cierto que una vez que el sistema eléctrico comienza a sufrir los efectos de la degradación de la batería, las reparaciones suelen ser costosas, porque el simple hecho de tener que sustituir la batería ya es un desembolso grande. Por el contrario, el resto de elementos mecánicos suelen ser bastante robustos porque los motores térmicos a los que suelen ir asociados resultan relativamente sencillos a nivel mecánico.
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