Los problemas más habituales al cargar un coche eléctrico y sus posibles soluciones
15 de febrero de 2022 de Javier Montoro
No son pocos los motivos por los que en España hay pocos automóviles eléctricos, pero quizá el más importante es una infraestructura de recarga deficiente tanto por la escasez de cargadores como por el exiguo mantenimiento que estos reciben. Si todo va bien, esta red se ampliará exponencialmente gracias, entre otras razones, al estímulo económico que aprobó el Gobierno en diciembre de 2021. En este artículo recopilamos los problemas más comunes con los que se puede topar un usuario a la hora de cómo cargar su coche eléctrico y las soluciones que podrían aplicarse en cada caso.
A pesar de que un automóvil eléctrico supone un ahorro considerable en el medio y largo plazo, junto con otra serie de ventajas, su tecnología puede resultar demasiado incipiente e incluso incómoda en aquellos lugares donde la recarga por carretera no está lo suficiente desarrollada como para garantizar un mínimo de agilidad operativa o, en el peor escenario, la continuidad del trayecto. En carwow.es no sólo obtendrás el mejor precio por cualquiera de los coches eléctricos que vendemos en nuestra plataforma, sino que también puedes leer cómo son capaces de cambiar los hábitos de conducción o cómo planificar un viaje con ellos.
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La pesadilla con un coche eléctrico que nadie desea
La batería está casi descargada y tienes prisa por llegar a tu destino, para lo cual te quedan aún bastantes kilómetros por recorrer. Acudes a una estación de carga rápida relativamente cercana con la que, en menos de media hora, podrás retomar la marcha. La autonomía del ordenador a bordo del vehículo marca 12 kilómetros y sólo queda un cargador disponible de los cuatro que ofrece la estación. Conectas el puerto a la fuente de energía y te das cuenta de que el cable no se estira, no es válido, no funciona, está defectuoso, dañado o no puedes efectuar el pago de ningún modo. Tu día se ha arruinado y te preguntas en qué momento decidiste apostar por la movilidad sostenible.
¿Eres el propietario o el usuario habitual de un coche eléctrico y te ha ocurrido esto alguna vez? Lo cierto es que es una situación relativamente habitual, especialmente en países que, como el nuestro, no están tan desarrollados en materia de movilidad eléctrica. Los fabricantes, forzados a cambiar su modelo de negocio por entidades geopolíticas como la Unión Europea, han sido capaces de hacer frente a tal desafío y de ofrecer automóviles 100% eléctricos con un alto grado de tecnología que no han sido acompañados ni acompasados por una instalación masiva y eficaz de cargadores públicos a la altura de su esfuerzo. Llevar a cabo una recarga es muy sencillo, pero generalmente sólo en la teoría y rara vez en la práctica. La realidad, por lo general y por desgracia, se traduce en estrés e incertidumbre.
Problema #1: Cable de carga bloqueado
Llega el momento de recargar nuestro flamante Volkswagen ID.4, al que le queda menos de un 10% de batería. Conducimos hasta una estación de carga, pero al conectar el cable con el puerto del coche, el sistema no reconoce el automóvil y, por lo tanto, no se inicia con éxito el proceso de recuperación de energía eléctrica. La luz de estado del puerto permanece en color rojo, pero el cable del cargador está bloqueado y no puede soltarse, de modo que tampoco podemos probar suerte en otro lugar cercano. No hay más remedio que acudir al manual de instrucciones para saber cómo llevar a cabo una liberación de emergencia.
Dedicando un par de minutos, se puede encontrar la información al respecto. Hay que abrir el maletero y buscar un recorte perforado en el revestimiento lateral del lado donde está el puerto de carga (normalmente, está cerca de donde se colocan los triángulos). Detrás de ese trozo de fieltro se encuentra un botón o una anilla que debe accionarse para desbloquear el enchufe del cable que está insertado en la toma de carga y no podemos extraer con normalidad. Si este contratiempo persiste pese a realizar la operación anterior, lo mejor es ponerse en contacto con el proveedor de energía de la estación donde pretendíamos recargar o directamente con la marca de nuestro coche. En el peor de los casos, habremos de esperar a que llegue la asistencia técnica y nos ayude de forma presencial.
Problema #2: El cargador no reconoce los cables
Estamos a los mandos de un Peugeot e-2008 cuando nos percatamos de que apenas nos queda batería para seguir circulando con cierta seguridad. Llegamos a una estación de carga y, al conectar el coche a través del cable embarcado, el sistema del cargador, bien a través de su pantalla integrada o bien a través de la aplicación que deberemos haber instalado en nuestro teléfono móvil, nos indica que no es compatible. Lo mismo podría ocurrir si el cable pertenece a la misma columna de carga pero es incapaz de reconocer el coche.
En este desafortunado contexto, lo mejor es intentarlo con otro cargador, pues tal contrariedad suele ser debida a un fallo del cargador y no del vehículo. Si permaneciese el mismo aviso o notificación en otro punto de carga, habremos de llamar a la empresa que gestiona la estación de servicio en cuestión y, en caso de que confirmen de que sus cargadores están operativos y no presentan errores, al fabricante de nuestro automóvil.
Problema #3: Estación de carga defectuosa
Viajamos en todo un KIA EV6 por una autovía cuando el indicador del nivel de carga de la batería indica un 15%. Somos precavidos y buscamos de inmediato un punto de carga rápida cercano a nuestra ubicación que, aun así, se encuentra a unos 50 km de distancia. Apurando, pero lo alcanzamos. Según la calculadora de autonomía del coche, con la potencia de esta clase de cargador y en corriente continua, podemos recuperar el 80% de la energía del acumulador en 20 minutos. El comienzo de la recarga se efectúa con normalidad y decidimos dar un paseo mientras bebemos un refresco. A nuestro regreso, el vehículo sólo ha cargado hasta el 40%.
Cuando ocurre lo anterior, máxime con automóviles eléctricos modernos, hemos de dar por sentado que se trata de un problema del cargador, cuya potencia de salida debe estar limitada por seguridad ante algún fallo electrónico que el proveedor deberá solucionar. Este infortunio difícilmente se solventará en el corto plazo o a partir de una llamada telefónica, luego la mejor opción es cambiar de cargador, asumiendo que la pérdida de tiempo ocasionada ya no tiene remedio.
Problema #4: No se puede realizar el pago
En la era de la digitalización, parece que las empresas responsables de gestionar los cargadores públicos todavía no han conseguido dar con la fórmula más propicia para que no existan problemas a la hora de sufragar el coste de la recarga de un coche eléctrico. Los inconvenientes y entorpecimientos en este sentido son los más usuales cuando se trata de cargar la batería de un vehículo con esta clase de tecnología. Esto se debe principalmente a los diferentes sistemas o métodos de pago (domiciliación, sin contacto, etc.) y tarifas de los proveedores, que por ahora no demuestran mucha transparencia y uniformidad, lo que crea confusión y rechazo en el consumidor.
Actualmente, dependiendo de la compañía que administre cada estación, la facturación es por kilovatio hora, por proceso de carga o por tiempo. Además, es posible que sea necesario pagar una tarifa básica o estándar sólo por conectar, sin mencionar los precios del roaming o los cobros adicionales por usar carga rápida o ultrarrápida. En consecuencia, también hay varias tarjetas de carga y distintas aplicaciones de pago. Por supuesto, no todas funcionan en todas las estaciones de carga. La solución pasa por una unificación de plataformas que ya se está cuajando gracias a las presiones políticas y de las propias marcas de coches. ¿Será tan fácil en el futuro como repostar un automóvil de gasolina lo es en el presente?
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